La empresa Cannava, una sociedad del Estado jujeño formada hace dos años, ya elaboró el primer producto de laboratorio. Estiman que en 2021 se distribuirán los aceites de marihuana en hospitales y farmacias de todo el país.
Con perfil bajo y el beneficio natural de un clima prácticamente ideal, Jujuy se convirtió en los últimos dos años en la vanguardia de la producción a gran escala de marihuana para uso medicinal en Argentina, con un proyecto enteramente público. El gobernador de la provincia, Gerardo Morales, junto a su hijo Gastón, presidente de la empresa estatal Cannava, presentaron este miércoles bajo un sol abrasador el primer laboratorio de aceite terapéutico y el primer lote de producto en la Finca El Pongo, al sur de la capital provincial, donde desde 2019 ya cultivan legalmente esta planta ancestral.
“Este es el ingrediente farmacéutico activo”, mostró con orgullo a Infobae Morales junior. Lo que tenía en su mano izquierda era un frasco con el producto salido del laboratorio que Cannava construyó donde antes había un garaje abandonado de la finca, emplazada al pie de los cerros a finales del siglo XVIII. El contenido de ese frasco es nada menos que el primer producto nacional hecho en base a cannabis con todos los protocolos de control de calidad y trazabilidad adecuados.
Este ingrediente es el que tanto la propia Cannava como los laboratorios públicos o privados que lo requieran utilizarán para la producción magistral de aceites y tinturas a base de los principios activos de la planta, conocidos como cannabinoides –CBD, THC y CBG-, al menos hasta que surgen nuevas empresas u organizaciones cannábicas productoras amparadas en la ley 27.350 de uso medicinal de la marihuana.
“El proyecto es 100% público, del pueblo jujeño, con el desarrollo completo. Fue abrir un camino. Imaginen lo que fue ir a inscribir la producción de marihuana en la AFIP, hubo que registrar posiciones arancelarias para la importación de semillas”, sonrió Morales padre, y advirtió: “Los argentinos vamos a ser grandes productores de cannabis medicinal para exportar al mundo. Será como el vino”.
El gobernador está empapado de un clima de época global, que encuentra en la industria del cannabis una salida muy redituable al mundo en la post pandemia. Por eso además estuvieron en la presentación los gobernadores Gustavo Valdés (Corrientes) y Sergio Uñac (San Juan), que tienen proyectos de creación de empresas públicas similares para el desarrollo de la industria cannábica, y también una funcionaria de alto rango del Ministerio de Desarrollo Productivo nacional en representación de Matías Kulfas, muy interesado también en las oportunidades de generación de empleo y mercado que puede generar la planta de cannabis.
Cannava, además, ya elabora los aceites de las plantas que sembró, cultivó y cosechó en seis invernaderos construidos especialmente con el aporte del gobierno de Israel. Para distribuir y producir formalmente los aceites actualmente sólo espera que la ANMAT apruebe la estabilidad del producto (que determinará su fecha de vencimiento) para luego envasar los primeros lotes a gran escala y llevarlos a hospitales y farmacias de Jujuy y el resto del país.
“La Sociedad Estatal Cannava quiere poner al alcance de la población un producto médico de calidad con buenas prácticas”, explicó Gastón Morales a este medio. Estima que la aprobación de la Administración Nacional de Medicamentos estará en los próximos seis meses.
Durante la presentación del laboratorio, también se firmó un convenio de capacitación de médicos y profesionales de la salud con la Universidad Hebrea de Jerusalem, entre las provincias de Jujuy, San Juan, La Rioja, Mendoza y Corrientes, además de la Universidad Nacional de Entre Ríos, que se hará online durante 2021 con los especialistas en cannabinoides de este centro educativo de Israel.
Se trata del lugar de mayor y mejor desarrollo científico del mundo en relación al cannabis, donde aun hoy, con casi 90 años, trabaja el búlgaro israelí Raphael Mechoulam, una especie de “hombre-mito”, que hace 50 años logró dilucidar la estructura molecular de la planta y descubrió sus componentes trascendentales, como el THC, primero, y más tarde el CBD.
“El redescubrimiento de la potencia científica de la humilde planta en su capacidad para aliviar a las personas en el dolor y en la enfermedad es un golpe a la soberbia de nuestras estructuras y nos permite potenciar el conocimiento. Esto nos acerca a lo que padece el otro. Nunca antes un medicamento tuvo semejante fuerza y vocación de permitirnos ponernos en el lugar del otro”, consideró Gastón Morales, el cerebro de este proyecto vanguardista que llega para sumar su producción a lo que hasta ahora venían haciendo en la ilegalidad los cultivadores solidarios y las organizaciones cannábicas sin respaldo del Estado.
Fuente: Infobae